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martes, 8 de enero de 2013

La inteligencia emocional




Después de los días festivos navideños, volvemos con la gran noticia del galardón recibido por un entrenador español, de un entrenador sencillo, humilde, de alguien cercano, de andar por casa. Todo esto tiene que animarnos a seguir formándonos para conseguir nuestros sueños.
Aprovechando el premio de Don Vicente Del Bosque y la sugerencia que teníamos para hablar sobre la inteligencia emocional, hoy subimos este artículo porque pensamos que algo característico de Vicente Del Bosque, es el gran control de emociones, y la buena dirección de ellas.
La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, entre otras cosas. Por todo ello se recalca la importancia de conducir adecuadamente nuestras emociones al servicio de los hechos. Todo esto extrapolado a la labor del entrenador/a nos sugiere que un control de nuestras emociones dirigiéndolas correctamente tanto en entrenamientos como sobre todo partidos puede marcar la diferencia en la consecución del objetivo.
Según Salovey y Mayer (1990) y la revisión posterior de Mayer y Salovey (1997),la inteligencia emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones. Su modelo se estructura en cuatro bloques:
1. Percepción emocional. Las emociones son percibidas, identificadas, valoradas y expresadas. Se refiere a las emociones en uno mismo y en los demás, expresadas a través del lenguaje, la conducta, obras de arte, música, etc. Incluye la capacidad para expresar las emociones adecuadamente así como la capacidad de discriminar entre expresiones precisas e imprecisas, honestas o deshonestas.
2. Facilitación emocional del pensamiento. Las emociones sentidas se hacen conscientes y dirigen la atención hacia la información importante. El estado de humor cambia la perspectiva del individuo, desde el optimismo al pesimismo, favoreciendo la consideración de múltiples puntos de vista. Los estados emocionales facilitan el afrontamiento. Por ejemplo, el bienestar facilita la creatividad.
3. Comprensión emocional. Consiste en comprender y analizar las emociones. Incluye la capacidad para dar nombre a las emociones, reconocer las relaciones entre estas y las palabras. Por ejemplo, la tristeza se debe a una pérdida. También incluye la habilidad para reconocer las transiciones entre emociones, por ejemplo cómo se pasa de la frustración a la ira, o del amor al odio.
4. Regulación emocional. Control de las emociones que incluye la habilidad para distanciarse de una emoción, la habilidad para regular las emociones en uno mismo y en otros, la capacidad para mitigar las emociones negativos y potenciar las positivas, sin reprimir o exagerar la información que transmiten, etc
Para Goleman la inteligencia emocional consiste en:
-          Conocer las propias emociones.
-          Manejar las emociones.
-          Motivarse a sí mismo.
-          Reconocer las emociones de los demás.
-          Establecer relaciones positivas con otras personas.
Si nos fijamos entre estos dos modelos de inteligencia emocional no coinciden. Pero además surgen otros modelos, como el de Reuven Bar – On, el de Petrides y Furnham, etc.
Esto abre un debate sobre ¿Qué es realmente la inteligencia emocional¿ ¿Cuál es el modelo más apropiado? ¿Cuál nos conviene seguir?
Competencias emocionales
Existen diversos modelos de competencias emocionales. A continuación se presentan algunas de las competencias más representativas, siguiendo el modelo del Grup de Recerca en Orientació Psicopedagógica (GROP) de la Universitat de Barcelona. Este modelo se ha experimentado con éxito en la educación y engloba competencias como las siguientes:
La conciencia emocional, consiste en conocer las propias emociones y las emociones de los demás. Estos se consigue a través de la observación del propio comportamiento así como del de las personas que nos rodean. Ello supone saber distinguir entre pensamientos, acciones y emociones, comprender las causas y consecuencias de las últimas, evaluar su intensidad, y reconocer y utilizar su lenguaje, tanto en comunicación verbal como no verbal.
La regulación de las emociones  significa dar una respuesta apropiada a las emociones que experimentamos. No hay que confundir la regulación emocional con la represión. La regulación consiste en un difícil equilibrio entre la represión y el descontrol. Son componentes importantes de la habilidad de autorregulación la tolerancia a la frustración, el manejo de la ira, la capacidad para retrasar gratificaciones, las habilidades de afrontamiento en situaciones de riesgo (inducción al consumo de drogas, violencia ….) el desarrollo de la empatía, etc.
“ La conciencia emocional consiste en conocer las propias emociones y las emociones de los demás”
Algunas técnicas concretas son: diálogo interno, control del estrés (relación, meditación, respiración), autoafirmaciones positivas, asertividad, reestructuración cognitiva, imaginación emotiva, atribución causal, etc. El desarrollo de la regulación emocional requiere de una práctica continuada. Es recomendable empezar por la regulación de emociones como ira, miedo, tristeza, vergüenza, timidez, culpabilidad, envidia, alegría, amor, etc.
La autonomía personal, es la capacidad de no verse seriamente afectado por los estímulos del entorno. Se trata de tener sensibilidad con invulnerabilidad. Esto requiere de una sana autoestima, autoconfianza, percepción de autoeficacia, automotivación y responsabilidad. La autonomía emocional es un equilibrio entre la dependencia emocional y la desvinculación.
Las habilidades socioemocionales, constituyen un conjunto de competencias que facilitan las relaciones interpersonales. Las relaciones sociales están entretejidas de emociones. La escucha y la capacidad de empatía abren la puerta a actitudes prosociales, que se sitúan en las antípodas de actitudes racistas, xenófóbas o machistas, que tantos problemas sociales ocasionan. Estas competencias sociales predisponen a la constitución de un clima social favorable al trabajo en grupo productivo y satisfactorio.
Las competencias para la vida y el bienestar, son un conjunto de habilidades, actitudes y valores que promueven la construcción del bienestar personal y social. El bienestar emocional es lo más parecido a la felicidad, entendida como la experiencia de emociones positivas. No podemos esperar a que nos vengan estos estados emocionales, sino que hay que construirlos conscientemente, con voluntad y actitud positiva. Esto es posible y deseable.

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